Días especiales atroces incontrolables
una camada de días ratones chorrean ensangrentados
no hay cómo darles de comer
ganas grandiosas hay de ensacarlos
botarlos a los ríos que van a parar al mar
sin ningún misterio
los días se paran en sus ateridas patas raquíticas
empiezan a caminar por la aterida historia
la noche los ampara con su bolsa surcida
miserable
el saco de la noche que conserva el calor
el sueño
sin ningún misterio
se hacen la cama en la cama toda la noche
la enceguecida especie los seguidos días las siguientes noches
Elvira Hernández
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