Las salas de espera están repletas de mujeres
rellenando formularios
con buena letra, pacientes,
no vayan a confundirse de idioma. Nos dicen
con el lenguaje universal de las manos, de las miradas, de los gestos:
introduzcan solamente una letra por recuadro,
no confundan su nombre, su género, su fecha de nacimiento,
no traspasen los límites de la página;
el bolígrafo es un arma peligrosa.
Quién nos avisará de nuestro turno,
quién nos ordenará espere,
el 84-B hoy, ayer el 32-D
con las manos más negras que la tinta,
la carne más arrugada que las hojas,
letras torcidas nuestros cuerpos:
las mujeres estamos repletas de salas de espera,
las sillas no van a hacer la revolución por nosotras.
Leire Bilbao.
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