Cuando mi mano acarició tu mejilla y mi boca besó la tuya supe que me había enamorado, hay indicadores precisos e indiscutibles. Inmediatamente mis sentires se acomodaron al frente de todo lo demás, mi mente encantada obedeció a mi cuerpo y mi sangre confundida se encendió.
Sentí como tu mente se dejaba caer, tu cuerpo conversaba con el mío y nuestra sangre nos quemaba. No hay duda… durante esos siete minutos estuvimos feralmente enamoradas.
M. Luján Sosa.
#ventanaalaescritura
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Arte: #saccoramiro
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