Trabajadores de la salud mental
Casi siempre podíamos ignorar esa cosa peluda
en el rincón. Parecía gotear algún líquido verde,
pero éramos capaces de rodearlo. Emitía
un olor desagradable, una cruza entre queso
Limburger y un zorrino en descomposición,
pero jamás lo mencionábamos. No le hacía daño
a nadie. Pero un día me pareció oírlo
cantar. Y otro día me pareció escuchar
que decía te amo. Y un día ya no estaba,
se había ido antes de perderse.
Qué felices éramos, James Tate.
Propuesta de escritura para hoy:
─¿Qué otro título podría tener el poema? Escribí un epígrafe.
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¡Compartamos leer y escribir!
Arte: @daniela__abbate
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