Antiviaje
Todo viaje es inútil,
medito al borde del pozo vedado.
¿Para qué abandonar tu albergue,
dejar tu caparazón de tortuga
y ser impelido torrente río abajo?
¿Para qué la suspensión del cauce
de la vida corriente, si enseguida
el globo se desinfla velozmente y todo
suena todavía peor que antes porque ahora
se lo compara y deshonra?
Ningún habeas corpus
es reconocido en el Tribunal de la Corte del Cosmos.
El ir y venir libremente
no consta en ningún Bill of Rights cósmico.
Al contrario, la espada de Damocles
se cierne para siempre sobre la esfera del mapamundi.
El Atlas es un compás de hierro
que demarca longitudes y latitudes.
Quien viaja arriesga
una elevada tasa de laxitudes.
Mi refugio es lo cercano,
lo conocido y reconocido,
lo que está desprovisto de asombro
porque siempre está a mano
lo que no requiere consultar
el archivo cartográfico.
Lo familiar es una capa viscosa,
protectora y tibia
que envuelve mi vida
como un paragolpes.
Nunca más playas ni islas inaccesibles,
ya no me atraen
los jardines de los bancos de corales.
Medito al borde de la cacimba estancada
justo yo que me creía amante
ardoroso y fiel
de lo distante
y creía en el proverbio de Blake que dice:
EXPECT POISON FROM THE STANDING WATER.
O sea:
ESPERE VENENO DEL AGUA ESTANCADA.
EL AGUA ESTANCADA SECRETA VENENO.
Waly Salomao.
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