Castillo
En Alicante no hay turrones. Y los peces, destellantes, juegan en la orilla del mar. Azules, verdes, amarillos, persiguen a los caminantes del atardecer.
Y mi madre me abraza.
Allá en Alicante no hay turrones. Hay castillos condenados a estar en lo alto de las montañas, secándose para siempre al sol.
Eugenia Coiro, 374.
Propuesta de escritura para hoy:
─Incluí en un texto un abrazo de madre.
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#ventanaalaescritura
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Arte: #germanwendel
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