miércoles, 24 de enero de 2024

Ventana a la escritura 842: pulpo




El pulpo que no murió


Un pulpo que agonizaba de hambre fue encerrado en un acuario por 
muchísimo tiempo. Una pálida luz se filtraba a través del vidrio y 
se difundía tristemente en la densa sombra de una roca.

Todo el mundo se olvidó de este lóbrego acuario. Era de suponerse que 
el pulpo debía estar muerto y sólo podía verse el agua podrida iluminada
apenas por la luz del crepúsculo.
Pero el pulpo no había muerto. Permanecía escondido detrás de la roca. 
Y cuando despertó de su sueño tuvo que sufrir hambre terrible, día tras
día en esa prisión solitaria, pues no había carnada alguna ni comida 
para él.

Empezó a comerse entonces sus propios tentáculos. Primero uno, 
después otro.
Cuando ya no tenía tentáculos empezó a devorar poco a poco sus entrañas,
una parte tras otra.

En esta forma el pulpo terminó comiéndose todo su cuerpo, su piel, 
su cerebro, su estómago, absolutamente todo.

Una mañana llegó un celador, miró dentro del acuario y sólo vio el agua
sombría y las algas ondulantes. El pulpo había virtualmente desaparecido.
Pero el pulpo no había muerto. Aún estaba vivo en ese acuario mustio y 
abandonado.
Por espacio de siglos, tal vez eternamente, continuaba viva allí una 
criatura invisible, presa de horrenda escasez e insatisfacción.
                 

Sakutaro Jaguiwara 


 Propuesta de escritura para hoy:




─¿Cómo describirías lo que ha quedado de ese pulpo?

Sumate a esta #ventanaalaescritura mandá tu texto a info@siempredeviaje.com.ar para que lo publiquemos en nuestro blog 


#ventanaalaescritura

¡Compartamos leer y escribir!

Arte: #fernandobotero


No hay comentarios: