preludio
recuesto mi cabeza
plácidamente
tu espalda tibia contra la mía
latidos sincronizados pausados
respiro hondo
dulce aroma
de una obra desintegrándose
cada vez más hondo
cierro los ojos
nocturno
siento mar
entrando por la ventana
cortina danzante
brillo lunar
chicharras
brisa primaveral
jazmines
petricor de las gotas
lacrimosa
crujir hojas otoñales
suave lomo ronroneante
crepitar de una brasa
viento silbante
blanco silencio
nieve perpetua
si no es paraíso
ha de ser refugio incorruptible
Carolina Ojcius
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