El mundo del futuro
No saldrán de casa. Conectarán la cafetera
y el ordenador al mismo tiempo
y seguirán en la pantalla,
a cada instante,
la cotización de sus acciones
en la Bolsa de Nueva York y de Tokio
mientras el robot doméstico
limpia barre friega
asea el dormitorio.
Luego el desayuno, un poco de gimnasia
en la bici estática
con sonido estereofónico incorporado.
Después, sentados ante el ordenador,
recogerán el trabajo de la oficina,
los asuntos pendientes,
los proyectos por fax.
Dictarán algunas órdenes por micrófono
y al mediodía el microondas les preparará una comida
sin colesterol ni hidratos de carbono.
Dormirán la siesta en un sofá masajeador
y cuando despierten, tendrán su sesión de relax
con películas porno y excursiones eróticas
en internet.
Se acostarán solos, a las doce, pero oirán la voz del ordenador
que les dirá:
Hasta mañana.
Cristina Peri Rossi. Inmovilidad de los barcos, 1997.
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