miércoles, 23 de octubre de 2013

"Bosque" de Axel Levin, sobre una pintura de Karin Godnic.


Bosque


Un bosque alto y oscuro se extendía hasta la pérdida de la visión por la espesura. Los troncos de aquellos árboles estaban pelados. Se alzaban largos y finitos hacia el gris del cielo, cubiertos de esas manchas verduscas que eran sus hojas, solo al final. El número de ellos era imposible de precisar, pero la densidad, la distancia entre uno y otro, eso sí, era impactante. Las sombras se proyectaban en escalas, confundiéndose con la solidez de la realidad. Solo resaltaba una pequeña abertura. Un espacio que hacía de puerta o de sendero, invitando, silencioso, como un desafío sin vueltas.

Las opciones se reducían a dos, las reglas eran transparentes, sin trampas. Tenía el mérito de ser eso que se veía, ni más ni menos: la decisión le correspondía a uno, al que le tocaba mirar. Era evidente, casi ostentoso, que no se hacía responsable de nada, no tenía incumbencia en ello. La abertura estaba ahí, sencillamente. Ni siquiera podía decirse desde cuándo.  El problema lo tenía yo, no cabía duda. Tenía que elegir, enfrentado a este hecho, no podía escapar.

En definitiva, lo peor que podía estar haciendo era lo de ahora. Dejar que el tiempo pasase bajo el supuesto de que la decisión iba a llegar sola.

Finalmente, tuve que aceptar la realidad: me había atrapado.




Axel Levin, 2013.
Producido en los talleres de Siempre de Viaje, inspirado en la pintura "Bosque" de Karin Godnic.

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