60 segundos de calor
Pienso en tu barriga, más bien desde el pupo hasta la vagina.
Y me acuerdo cuando te conocí. Un alelí encendida. Nos quedábamos toda la tarde sentados, uno arriba del otro. Siempre vos primera. Me haces volar en ráfagas de puro amor. Necesito bañarme en un sifón de soda.
Quiero decirte que lo hagamos de nuevo.
Lola está tirada en el pasto. Su cuerpo de espalda. Ella siempre se acomoda muy antes que yo, y mejor. Y a mí siempre me pasa que quedo mal acostado. El hombro hacia una punta. Incómodo. No hago más que mirarla.
Le levanto la pollera, también la bombacha en un movimiento de elevados paralelos. Me asomo hasta casi tocarla con los ojos. Le veo el pubis, y hasta la vulva. Exploto en esa inspección. Es que le brilla. Me inundo en su luz.
Y hace un gesto suave al deslizar mi brazo. Sin abrir los ojos. Estaba molesta por ser espiada, pero no le incomodaba. Me quiere cerca, tenerme cerca, que no me despegara. Hago hacia atrás un poco. Por fin me acuesto.
Luciano Anastasía
Texto producido en los talleres de Siempre de Viaje
Richard Kern |
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