En el final morir de luces, señora,
morir de luces. Quiebra que se quiebra, le da el ahora, le da permiso
para subir el volumen. Le dijeron que hace frío y, te escucha,
“compromiso”, te escucha. Sueña ahora con mañana a la tarde
cuando vuelva a no verse, cuando se llene de luces, de techos de
carpas cosidas, de puestos de verano de una sola noche. Olor a
quincho y parrilla, a guitarra deseada, a canciones dedicadas. Rueda
que le gira y gira, la vuelve oblicua y sedienta. Porque le dicen que
es verano, de los calientes, como esos que tienen carnaval. Bombo,
gritos, fuego que también baila. Dice “tremendas”, dice
“alegría” de no verse. No se forma. Usted no entiende mucho,
señora. Morir en la mitad y reventar de luces.
Juana Roggero, 2014.
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