La rebelión de Benítez
El hecho
Parece que va a ocurrir. A veces
pasa. Un hecho trivial que cambia un mundo. Va a firmar la hoja y
entregar en blanco. Benítez va a romper el equilibrio y va a hacer
que tiemblen las paredes del colegio. El estudioso, el que nunca
falta. Parece que va a hacerlo.
El lugar
El aula todavía no se enteró de
nada y sigue su rutina. Un silencio de sala de espera domina el
ambiente. Sólo algunos pasos del profesor lo interrumpen cada tanto.
El viejo ventilador empuja algo, el aire de perfume adolescente. Las
paredes grises y descascaradas parecen caerse en cualquier momento.
Pero no van a caerse, al menos esta mañana. Porque esta mañana esas
paredes tienen cosas por mirar. Pueden ser testigos de una rebelión.
El momento
El timbre suena y rompe todas las
cosas. Benítez va a entregar en blanco. Aunque los demás no puedan
creerlo. Se va a vestir de héroe, va a hacer algo distinto, va a
probar qué se siente. Las aspas del viejo ventilador siguen
empujando con todas sus fuerzas pero el aire apenas se mueve. El
tiempo no siempre avanza de igual modo: en este momento en el que
todo está ocurriendo, es lento.
El desenlace
Firma y entrega la hoja. Puede
hacerlo. Se gana a sí mismo. Se pone el traje de otro y se
contempla, satisfecho, en el espejo. El profesor no entiende. Imagina
explicaciones graves: abuela enferma, padres separados, perro muerto.
Lo mira y espera respuestas. Benítez, por ahora, resiste. Pudo
ejecutar el plan sin sentido, el plan inexplicable. Una mueca de
satisfacción se le dibuja cuando piensa que afuera lo espera el
viento en la cara.
El otro desenlace
El profesor no puede evitarlo y le
pregunta qué pasó. Benítez no tiene tiempo para pensar. Las
palabras salen por instinto, desde adentro. Tuve un problema grave,
se escucha. Ahora el profesor entiende todo. Cómo no ser indulgente,
piensa, y le propone recuperar el examen la semana próxima. Benítez
agradece y se va confundido. El aire vuelve a moverse liviano y
tranquilo. El mundo sigue en equilibrio.
José Lupia, 2014.
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