Tenía los días
contados.
Ese tipo quería que yo supiera que él estaba ahí por mí, seguro debe haberme seguido por días, ¡meses quizás! Sino cómo saber que era el S, a esa hora, ¡justo el S!
Su cuello largo era claro indicador de matón, un cuello por arriba de los demás, un cuello periscopio controlador. Y para darle el toque final el sombrero distinto a todos, cordón trenzado en vez de la típica cinta, claramente quería llamar la atención.
El quería que yo lo viera.
Buscó una excusa para levantar la voz, una riña con otro pasajero sobre pisotones que cesó inmediatamente cuando logró captar mi atención. Justo en ese instante me clavo la mirada para luego escabullirse en un asiento libre (bueno no me miró, pero yo sé que quería hacerlo).
Ustedes dirán que es todo idea mía, pero mi vida corre peligro, yo sé… ¡yo sé! Porque hoy volví a verlo, estaba en la estación Saint Lazare con un tipo, un cómplice sin duda, que le decía cómo ocultar el arma para darme fin, un FAL seguramente o un machete, algo tan grande que se necesitaría otro botón en su abrigo para ocultarlo.
Ese tipo quería que yo supiera que él estaba ahí por mí, seguro debe haberme seguido por días, ¡meses quizás! Sino cómo saber que era el S, a esa hora, ¡justo el S!
Su cuello largo era claro indicador de matón, un cuello por arriba de los demás, un cuello periscopio controlador. Y para darle el toque final el sombrero distinto a todos, cordón trenzado en vez de la típica cinta, claramente quería llamar la atención.
El quería que yo lo viera.
Buscó una excusa para levantar la voz, una riña con otro pasajero sobre pisotones que cesó inmediatamente cuando logró captar mi atención. Justo en ese instante me clavo la mirada para luego escabullirse en un asiento libre (bueno no me miró, pero yo sé que quería hacerlo).
Ustedes dirán que es todo idea mía, pero mi vida corre peligro, yo sé… ¡yo sé! Porque hoy volví a verlo, estaba en la estación Saint Lazare con un tipo, un cómplice sin duda, que le decía cómo ocultar el arma para darme fin, un FAL seguramente o un machete, algo tan grande que se necesitaría otro botón en su abrigo para ocultarlo.
Sol Orozco, 2015.
Texto ideado a partir de
un ejercicio del Taller de Oulipo en Siempre de Viaje.
Basado en el libro Ejercicios de Estilo de Raymond Queneau.
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