Walter
Barbieri espera el 93 para volver a su casa. Mientras aguarda, mira a
una chica pelirroja que espera.
La
joven se muerde el dedo índice. Los juegos de seducción se repiten
hasta que el muchacho un día toma coraje y le pregunta el nombre.
Romina.
Luego de algunos días de compartir
el viaje, Walter la acompaña hasta su casa. Vive sola. Lo invita a
pasar. Por dentro la casa es blanquísima y no tiene demasiados
muebles. Sobre la mesa del comedor hay una inmensa pecera que
aparenta estar vacía. Sin embargo Walter observa un movimiento
debajo de la capa de aserrín.
Sin que el muchacho pueda evitarlo,
la joven lo rodea con sus brazos. Su boca se abre y muerde suavemente
sus labios. Luego la nariz. Y los ojos. Y la cabeza. Entera.
Lo último que vio Walter fue esa
boca. Por dentro. Y lo que parecían ser unos huesos gomosos.
Una
muchacha pelirroja espera el 93. Juan Fusaro también. Entusiasmado
por una dulce sonrisa le pregunta su nombre. Romina.
Daniel Cáseres, 2015.
Ron |
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