Velocidad creciente
Hay una
sensación de que los días pasan
a más velocidad y que no hay tiempo
de muchas despedidas.
Suena una voz, como de insecto,
por detrás de los días
y detrás de las noches
pequeño picoteo, pero que no se para
cuando quieres ver, los días se desmoronan
como si hubieran sido devorados por dentro.
(Las fauces invisibles
dan cada vez más veloces
dentelladas.)
Circe Maia,
Breve sol, 2001.
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