Cuando comencé a caminar
no sabía
desconocía el mundo
por lo menos
ése que empezamos a descubrir sobre nuestros pies.
Hoy
algunos caminos
ya fueron andados
paré corrí salté
pude detenerme
plácidamente
o a las apuradas
me encontré
me perdí
recomencé continué mi ruta
cada vez
renaciendo
al percibir en mis cenizas
mojadas por lágrimas
un naranja de contornos plateados que asoma
da calor a mis pies
los reaviva
sin quemar
estremeciéndolos
comienza a subir
aire cálido avanza
espiraladamente por mis piernas
remolinos en las rodillas
naranjas amarillentos
se tornan rojo intenso
al reunirse en mi pubis
calor ardiente
fogata
volcán
expansión
a todo mi cuerpo
suben
se contornean
rojos dorados
abrasan abrazando
pelvis ombligo
torso
senos que levan alto
brazos manos
uñas
gotas de transpiración
no lo apagan
cabeza ojos
cabellos
narices
bocas ardientes
entremezclandonos
nos soltamos
en nuestro encuentro
el aire nos agranda
fuegos artificiales
nos quedamos
no nos quemamos
disfrutamos acompañados
el cruce de nuestros caminos
fogata encendida
será cenizas
donde renacer
andando
con los pies en la tierra.
Viviana Redondo, 2015.
Texto producido en los talleres de Siempre de Viaje.
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