sábado, 27 de agosto de 2016

Tránsito de una agonía * Javier Pizarro


Día 1 - 20hs - 38.5º C
Agonizo, lo sé. 
Y los adultos que hoy están a mi lado, también lo saben, aunque no quieran reconocerlo. 
Y saben que lo sé aunque lo nieguen.
¿Cómo lo sé? 
No hay manera de haberme degradado tanto en tan poco tiempo si no estuviera agonizando. 
Cuarenta y ocho horas no pueden dejarme en esto que soy, partiendo de un adulto sano, vital y móvil.
Indudablemente he sido víctima de algún experimento bacteriológico. Seguro, soy el primero de entre los muchos más que pronto habrán de caer.
Todas las miradas a mi alrededor sentencian lo mismo: "gripe". 
La clave de este tipo de atentados es que siempre parezcan otra cosa. Pero yo sé que no es eso. Estoy seguro que no es así.
Eso que corre y se escurre por mis narinas como agua, no puede ser otra cosa que la degradación de mis partes internas. Esa es la ofensiva que carga la bacteria contra mi cuerpo: toma mi sangre, mis arterias, mis huesos, mis órganos y los va convirtiendo en “agua”. Esta mañana, en el apuro de mi cotidianidad, apliqué un vaciamiento enérgico y reiterado de mis fosas nasales. Salió sangre. Clara evidencia que en ese acto y momento me estaba deshaciendo de una parte de mi corazón.
Ahora siento menos.
Agonizo. Y nadie me cree. 
Ante la duda (la de los demás), ya hablé con mis hijos. A Lucía le dije que le dejaba las docenas de cuadernos con notas que circulan por la casa. Se puso contenta. Tendrá más lugar donde dibujar. A Julián, mi hijo mayor, le dejo mi reloj. Ya se lo dije. No entendió mucho el objeto de la charla, pero de todos modos está contento.
Desconozco cuanto más va a durar esta paulatina desintegración acuosa de mi humanidad. Quizás en algún momento estornude y me deshaga de la mitad de mi estructura ósea. La de la parte de arriba. Quedarán porciones de columna, costillas y esternón diseminados en el comedor de mi casa (o dónde me encuentre el estornudo).
Por eso, me parece de suma importancia tomarme estos breves minutos para hacer una confesión.
No puedo irme de este mundo sabiendo que hay algo que todos ignoran de mí. No quiero que por desconocimiento finalmente les quede una imagen errónea de mi persona. No me interesa que me recuerden bien o mal, si no, justamente como soy. Por eso estoy convencido que esto deben saberlo todos, y qué mejor esta oportunidad para que todo el mundo se entere, a través de estas líneas.
De aquí en adelante cada uno sabrá que hacer con esta información. Lo único que les pido es que no me guarden rencor y entiendan que secretos de esta magnitud no son fáciles de revelar y sólo nos brota hacerlo ante lo inminente.
El tema puntual es que yo………….


Dieciocho horas más tarde. Treinta y nueve grados y medio de temperatura.


Me desmayé. O me dormí. Supongo. No estoy seguro.
La situación empeora ahora vino a visitarme una doctora. Una tal, Tempera Tura y las caras en casa cambiaron.
Debo estar cerca del final porque alguien dijo algo de traer un cura. Muy raro, dado mi creciente agnosticismo y el férreo arraigo al ateísmo de Romi.
Debe ser una orden muy reciente. Estimo de origen irlandés. En algún lado recuerdo haber leído que en ese país son propensos a generar nuevas órdenes. Estos parecerían ser “Los Masénicos” o algo por el estilo. Entre mi delirio febril pude escuchar que Romi se los decía en inglés a los chicos: “Voy por el Cura Plus…”


Dos horas después. Mismos valores febriles.


No se si ya me encuentro en otro plano o no.
No se si los comentarios que pienso y que visualizo como comentarios de Facebook, realmente están yendo a parar a ese lugar o no.
No estoy seguro de nada (mucho menos que antes) y duele.
Para no quedar diseminado, llevo a todos lados una bolsa en donde estoy depositando todos y cada uno de los pañuelos descartables y servilletas que se quedan con esa parte de mí que se escurre por mi nariz y que licúa esta bacteria. De esta manera, en el momento de mi cremación, podrán juntar todas mis partes para hacerme cenizas.
Cenizas que volcarán en un jarrón que dirá: “Acá están los restos del que una vez …”


Diez horas, posteriores a las últimas dos. Luego de muchas horas de fiebre, ya con valores normales.


Sobreviví la noche. una noche mas
no sé q pasó pero estoy agotdo
sient mi rostr calite
me arden ls ojooooooosssss y me duel la cabza
el resto de mi piel tambn la sienttttttto sensibl………….
n tengo fzas parar sosteneeeeerrrrrrme (ni p/escribr)
todo mi cuerp es comounagranamebaconextremidads.
se ve q ya expulse grn pte de miiiii estructura osea,
mi sistemaaaaaa de sostennnnnnn
no sé cmo va a segr evolucinndo esto y me apena no hbrme poddo sincerar cn tjodosssssssss y cntar……
ahra n tiensentdo
ahra se q mequivoq´ EL virs atac mi sstma motriz!


Javier Pizarro





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