Sobre el blanco de la tela
inicia su descenso
el amarillo de cadmio
firme y decidido
se abre paso
nada lo detiene
todo lo transforma.
Toca el borde azul de una laguna
y en sus orillas crece
el verde de la hierba
la profundidad del Prusia lo invade
hasta hacerlo tiritar de frío.
De repente
se desvía
se aleja de ese témpano de hielo
enciende el brillo
recobra su tibieza
sigue bajando lento
mientras se acerca al fuego
de una mancha bermellón
que lo seduce
acaricia
envuelve
y le regala el naranja
en la amalgama de un beso.
Resbala
se desliza
va repasando el reguero
que ha dejado sobre la tela:
trazos de luz en lo alto
verde musgo en la rivera
verde azulado en el agua
amarillento en la grama
el inglés profundo y frío
el rojo fuego
con el beso anaranjado
y al terminar
ya sin fuerzas
llega por fin al abrazo
de morados y violetas
que lo amansan
y completan.
Melina Litauer
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