La loba camina agazapada, calma, deseosa
en la noche tosca que enciende su bramido
busca su luz, el aura caliente del cuerpo
no reniega de la suerte
reclama ser acariciada, saber de su piel bajo la lluvia
erguir su espalda
serpentear las caderas
que ellos aúllen
sonríe
la loba aún saborea la carne del hombre
amarga, soberbia
aún disfruta bocado a bocado sus gritos
recuerda
su tez cubriéndose de pelos
el olfato, la intuición filosa
la saliva,un aliento ácido
la dama en hembra
la loba sueña
la bala de plata
sueña
el cazador inesperado
desangra
olvida
sueña
su muerte.
Maricel Witomski, 2017
Para Minuto Fantástico.
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