Negarse a que el acto delicado de girar el picaporte,
ese acto por el cual todo podría transformarse,
se cumpla con la fría eficacia de un reflejo cotidiano.
Julio Cortázar
Me niego a
chequear
si no me olvido las llaves
si me olvido las llaves
dos veces
chequear
si tengo todo
si no tengo todo
y entonces sí
agarrar con toda la mano el picaporte
empujarlo
hacia
abajo
(jamás hacia arriba)
en piloto automático
Me niego a
abrir
sin abrir
de verdad
la puerta
ver siempre
la misma calle
el mismo árbol
la misma casa de enfrente
Todo está en su sitio
ni más allá
ni más acá
en su sitio
Me niego a
tanta ubicuidad
tanta sed de permanencia
Otra vez
chequear
si tengo todo
si no tengo todo
y entonces sí
agarrar con toda la mano el picaporte
sentir
sin sentir
el frío del metal entre los dedos
Me niego a
abrir
la puerta
y ver siempre
calle
árbol
casa de enfrente
Todo tan igual
tan repetido
tan cementerio
Me niego a
la rutina de abrir
sin abrir
la puerta
a la certeza de la misma calle
la seguridad del mismo árbol
la satisfacción de la misma casa de enfrente
la tranquilidad de que todo esté resuelto de antemano
Me niego a
mí misma
y entonces sí
agarrar con toda la mano el picaporte
abrir-me
por completo
hacerme reversible
cerrar
sin cerrar
los ojos
para por fin poder ver
que hay
del otro lado.
Mariana Cambaberi, 2017.
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