jueves, 29 de marzo de 2018

Miniapuntes de taller * Karina Macció









Nos detenemos sobre la palabra grifo, ¿agua del grifo? Pero no decimos así. En algunas partes, acotan, como en Santiago del Estero (y de pronto un lugar dentro del mismo país parece la China) llaman al “agua de la canilla”, del grifo. Parece un animal mitológico, y lo es, alguien más agrega, de Harry Potter. El grifo, ser mestizo cuya parte superior se ve águila, pero el tronco y cola pertenecen al león. Las patas vienen del pájaro o del mamífero, quién sabe. El grifo parece hecho a collage. ¿Y entonces? Alguien agrega, buscamos decir “agua corriente”, ¿no? Reconfirmamos. Lo cierto es que el agua nunca es corriente, el grifo es una canilla o un animal hecho de animales, una invención. Lo cierto es que cada vez que elegimos una palabra inventamos en esa línea un nuevo sentido, porque el rodeo y el rodearse es lo que importa. Las interferencias, escucharlas, importan. Cada voz es muchas. Traen regiones enteras, y a veces, ni siquiera de este mundo. Detener la corriente de las palabras es también percibirlas en el esplendor de fluidez.






Karina Macció, 2018.



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