Siempre de Viaje - Taller de escritura y lectura, edición de libros-objeto y pliegos artesanales, lecturas de poesía, producción de eventos culturales.
martes, 1 de enero de 2019
Amar sin temer partir * Soledad Arienza
Las mejores travesías arrancan
sin que las planeemos.
Se van delineando
con sutileza
en un rinconcito de la piel.
Las palpamos
recién
cuando son ya
un tierno decorado.
De tanto en tanto,
bastan un helado de vainilla
una noche poluta de verano
un no tengo birra pero
pero podés subir a tomar un café
una palma en el pecho
y una frase bilingüe
sin traducción
para zarpar.
Embarcarme en la aventura más frondosa
de mi vida
sin saber que será en casa.
En nuestra primera salida
tropiezo con un adoquín flojo
y salgo volando
en pose ridícula.
No me avergüenzo
ante tu mirada sonriente.
Que me veas en medias con ojotas
hacer de mayo el mes de tus lasañas
escucharte con la orquesta
en la calle Tacuarí y saber
que ese tango
era de ida.
Llevarte al San Martín
y que descubras que te gusta el teatro.
Dormirnos y roncar con mimitos.
Que te dé ternura la baba
que me sale de entre los labios
cuando duermo.
Disfrazamos nuestras caras
de bichos
de extraterrestres
de orejas fijas y colas.
Tejemos con nuestras patitas de papel
una cueva mullida
donde solo dos
nosotros
nos sentimos en casa.
Confeccionamos
un espacio siesta
de piruetas cosquillas y alfombras
mirando los Aristogatos.
En diez meses
tomamos tantos bondis subtes
dos barcos, ningún tren.
Nos amasamos fugaces y permanentes
rayitos saltarines en la lluvia.
Lloramos un par de veces
ya ni recuerdo por qué
y nos abrazamos como koalas.
Para cuando yo parta
en un mes
a reencontrarte en tu lugar de montaña
voy a saber
y ya lo sé
que el viaje
el verdadero viaje
no comienza ahí
con ese avión.
Llevamos días horas
volando
juntos. Y sé
nos quedan
kilómetros y kilómetros
por transitar.
Soledad Arienza, 2018.
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