Tiempo pausa
Me acerco a las ventanas con la
frecuencia que mi cuerpo impone.
El sol, los árboles y el deseo de
un parque inalcanzable.
Noticias, mensajes de catástrofe en
todos lados.
Angustia entre paredes.
Nostalgia de personas, lugares,
esquinas.
El mundo ahora es digital, miradas
que no se encuentran.
No es un tiempo como cualquier otro,
es un tiempo pausa, la imagen congelada de una película.
Mi vista se queda detenida en una
taza de té, una mancha en la pared o en el cielo gris con
tonalidades azules del cuadro del living.
Leo una y otra vez la misma frase
del cuento “Mudanzas” de Hebe Uhart sin poder integrarla al resto
de la historia.
A veces me chorrea de la nada una
idea que se pierde antes de encontrar mi cuaderno, casi lo único
real de este tiempo.
Ando por mi casa, la recorro, la
limpio. Es una casa distinta porque ahora es mi universo. Cada rincón
una ciudad. Atesoro territorios como en un sutil juego de estrategia.
De noche se encienden otros
universos. La cercanía es una ilusión, son tan lejanos como la
estrella más remota.
Liliana Levy, 2020.
Becker |
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