Schultz |
El viaje lo trajimos lo mejor que se pudo. De todas las mariposas de alfalfa que nos siguieron desde Mansilla, la última se rezagó en Desvío Clé. Nos acompañamos ese trecho, ella con el volar y yo con la mirada. Venía con las alas de amarillo adiós, y, de tanto agitarse contra el aire, ya no alegraba una mariposa sino que una fuente ardía. Y corrió todavía con las alas de echar el resto: una mirada también ardiendo paralela al no puedo más en el costado de tren que siguió.
La gallina que me diste la compartí con Rosa, ella me dio budín. En tren es casi lo que andar en mancarrón.
Los que tocaban guitarra cuando me despedías vinieron alegres hasta Buenos Aires. Casi a mediodía entró el guarda con paso de "aquí van a suceder cosas", y hubo que ocultar a cuanta cotorra o pollo vivo inocente de Dios se estaba alimentando.
En el ferry fue tan lindo mirar el agua.
¿Y sabes?, no supe que estaba triste hasta que me pidieron que cantara.
Arnaldo Calveyra, Cartas para que la alegría.
Propuesta de escritura para hoy:
-Escribí del final del segundo texto: "no supe que estuve triste hasta que me pidieron que cantara". Podés cambiar el sentimiento y el verbo: no supe que estuve contento hasta que mi pidieron que saltara.
-"aquí van a suceder cosas", usálo como disparador.
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El libro recomendado de hoy es Cartas para la alegría, de Arnaldo Calveyra.
#ventanaalaescritura
¡Compartamos leer y escribir!
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