domingo, 2 de mayo de 2021

Karina en Ventana a la escritura

 


Soy Dios trabajando


A veces, cuando el mundo que transito se viene abajo

una hecatombe de biblioteca

(libros mezclados, perdidos, prestado justo el que necesitaba)

cuando de repente el sentido es nulo

te levantás y decís por qué

te levantás y no entendés

¿hay causa de tal consecuencia?

¿hay un tirar del hilo para que algo se desarrolle?

¿hay una manta que cubre, un lugar para volver, una estrella que compartimos?

Cuál es la trama que parece no funcionar

o

mejor dicho, el punto es que

justamente

injusta falta de trama

esto no va

no conduce a nada

digamos, a la muerte

no hay novedad ahí, no

la sorpresa para mí que soy creyente

del hilo que teje y hace puntos y comas y puntos aparte y exclama pregunta y vuelve a tejer, sintagma constelado

trama

la sorpresa, señoras y señores

es que no hay

no hay donde usted busque

invente, Señora, no tema

redacte con ocurrentes adjetivos, Señor

floree

no queda otra

el fin es inevitable, pero

¿qué hacemos mientras tanto?


Por eso, a veces, cuando me levanto

por qué para qué en el desconcierto de la ruptura de la red también llamada trama

veo los platos en la pileta

sucios, grasosos, dos días sin lavar

veo los restos del alimento que fue rico, que nos sació y nos calentó

huelo que no es posible

permanecer en el borde de la descomposición

no hay lugar

la pileta rebalsa

pequeñas pilas acá allá

lunes martes miércoles

X platos por día X vasos X tazas con fondo café, fondo leche, queso pegado

carozos, cáscaras, semillas

deshechos porque no se come o sobra

cuando veo todo esto y la pileta empieza a parecer un jardín

vida secreta intuyo

micromundo

me arremango

quiero sentirme Dios

empiezo a derruir acomodar

esponjo la espuma con deleite

más y más detergente

perfume a limón, dorado, espeso

limpia que limpia

todo lo que vivía muere

perfecta la superficie del plato que toma su lugar en la fila

tras otro plato recuperado a blanco

prístino, no brillan, eso lo imagino

el relumbre de la publicidad

empiezo a inventar

mientras el jardín caótico de organismos se destruye

vuelve el blanco

crecen los platos en fila y ahora suman vasos claros

limpios de dedos

transparentes

borro toda huella de que existimos

borro la deglución

el detergente es fuerte, arrasa hasta mis guantes

mis manos sufren, arden con el agua humeante

pero el vapor me conforta

soy Dios trabajando

saco el blanco cubierto, engendro la muerte de lo descompuesto, el jardín que nadie pidió arrasado

el cultivo de bacterias

cortado de cuajo

ahora

la pileta está despejada

la mesada luce su piedra pulida

platos, vasos, cubiertos, cacharros

esa familia descompuesta

brilla

secándose sin vida tan limpia

tan limonada

y mis penas se escurrieron también

las deshice en pompas limpiantes

el agua cual diluvio

ese chorro persistente

se llevó todo

lo que sentía, me preguntaba

aguado, diluido, sueño desvanecido, pasado por agua.


Estoy en cero, pura de muerte, contemplo con ácida alegría

mi labor terminada.


Ahora me toca

bañarme

sin pasión




Karina Macció, Ama de Caza.

Editorial Lisboa, 2021.


Brandon Hall


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