LAS CUATRO ESTACIONES
INVIERNO
Me da tristeza ver
en el amanecer gélido
esos espectros amenazantes
en el balcón.
Observo casi en sueños
abro la ventana
siguen húmedos
el sweater bordó y pesado
interminable pantalón negro
camiseta gris térmica
y el gorro de lana tan gris perla
ayer me lo calcé para una compra
de última hora, cuando era oscuro.
Los estrujé antes en un balde
ateridos los dedos
y ahora unos cuervos
negros como esta temporada
con ojos brillantes
se los pueden llevar.
Desde mi confort
calentito
no estoy seguro si haría algo
para impedirlo.
Puede que más bien
nada.
Primavera
Me gusta ver la ropa
recién colgada
en el tender del balcón
a mis prendas
las espío
cuando quedan chorreando agua
flamean como banderines
íntimas divisas coloridas
el buzo de correr verde flúo
mi pantalón corto gris de correr sin bolsillos
las medias negrirojasverdes
aquel slip1 a rayas negro y rojo
esa remera drifit turquesa
han llegado orondas desde la ducha
donde les di
contra mi cuerpo transpirado.
su merecido jabón blanco
Las cuelgo con respeto
ajusto bien los broches
porque temo
que mientras pierdan
su líquida gravidez
se enamoren de ellos
la brisa primaveral generosa
el sol gentil
y quieran fugarse
como yo lo haría
de esta mañana
enamoradas.
Verano
El sol
ha resecado
mi balcón
las prendas
ayer no tuvieron
ni un chapuzón
Ruegan clemencia:
la camisa de trabajo (sus axilas amarillas)
la remera otrora transpirada
las ojotas que quedaron allí del fin de semana
con la malla (unicolor)
prendas escasas
saben de mi aversión a la canícula
a mi cuerpo adheridas
se han enterado de mi hastío
ante la insoportable levedad vaporosa
de esta ciudad sin aire
agobiante.
Apenas se mecen bajo el hálito
que el río ha eructado y los caños de escape
recalentado a fuego lento en las tardes
abrasadoras, cuando el taladro neumático
hace de todo una masa
inescapable.
Por ello, no me importaría
que vuelen
o desaparezcan
lo único que ruego
es no tener que salir
a recogerlas.
Tengo mucho calor.
1 Extraño llamarlos calzoncillos. Eran castizos y bien nacidos. Así los siento tan extranjerizados.
Ricardo Czikk, 2021.
Arcimboldo |
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