Hablaban de unos pocos bienes
que tenían para canjear:
cerillas, jabón, percal.
Percal: una palabra mágica
la primera pasión de Eva, luego vendrían
las manzanas y las serpientes.
Al decirla los ojos se encienden
las frentes se aclaran
los brazos se extienden
ni las bisabuelas desentonan:
salpicadas las caras de bocas desdentadas, gritan
¡Percal! ¡un poquito! ¡para mi sudario!
José Ioskyn, Mi revolución rusa.
Propuesta de escritura para hoy:
-¿Qué palabra te parece mágica a vos?
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El recomendado de hoy es Mi revolución rusa de #JoséIoskyn
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