Historia de un fantasma
Si yo tuviera el cuerpo que me fue
arrebatado, si tuviera el incansable
corazón bombeando, la hermosa materia,
la voz, la sangre, la carne, correría
sin parar, hasta extenuarme, un niño,
un caballo metido en su forma física
como el fuego en el fuego, el agua en el agua:
sin preguntarse por alma alguna, sin angustias,
precipitándose siempre hacia adelante,
rajando el aire como una pedrada,
urgido, enloquecido de terror, de ansias,
de una alegría que no puede contarse.
Si creyera en una ley
que nos cuida, si creyera que hay justicia,
no pediría durar sino tener de nuevo un cuerpo
capaz de morir. Pero creo únicamente
en la separación de la carne
que no sabe resucitar
y debería.
Claudia Masin, El cuerpo.
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