Probablemente adherida a una baldosa y sin movimiento de caballo, mi trazo es enunciación de problemas periféricos. No caben más libros si no dejo salir algunas palabras para las que no encuentro cebo ni carnada. Tres, dos, uno.
Estamos en el aire. Aplausos.
¿Puedo saludar?
Que sueñes en la cama, oración ambigua en cada una de las cuatro esquinitas. Sustrato desiderativo y papel vergé donde hacer casa y ocurrencias: de todos los mundos solo puedo habitar dos insuficientes pero aprobados. No hay problema, soy un sujeto paciente. Entonces –dos puntos y una duda autobiográfica– jamás podré describir una voz sin sinestesia.
Buenas noches. De nuevo, aplausos.
Azahara Alonso.
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