Hasta
la terminal, por favor
Buenas
tardes. Hasta la terminal de Retiro, por favor.
.jpg)
¿Seguirá
este clima? Espero que sí, porque no llevo abrigos. Después de
todo, el viaje dura solo unos días, el clima está bastante cálido
y no quería andar cargando demasiadas cosas. ¿Qué? ¿Cómo dice?
¿Que está pronosticado tormenta con ráfagas eléctricas? No lo
puedo creer, y yo con esta ropa de primavera… Bueno, ¡mejor! Así
nos quedamos todo el tiempo encerrados y juntitos. Ya lo dice mi
psicólogo: a veces lo inesperado resulta mejor. Ay… Qué
romántico… De sólo pensarlo ya quiero estar allá.
He
viajado bastante, pero al interior de Buenos Aires, nunca. ¿Usted
conoce? Tal vez me puede orientar. Me habló de La Laguna de Lobos;
un lugar exótico y de gran valoración histórica, que tiene aguas
paradisíacas y que nos podemos hospedar en unos bungalows a la
orillas de la laguna. ¿Cómo dice? ¿Que a la Laguna de Lobos solo
van los pescadores y que de exótico no tiene nada? ¿Que en esos
bungalows nos vamos a morir del frío y que suele haber pulgas? Ay,
pero… ¿Está seguro? Cómo se ve que no lo conoce, él es muy
sofisticado y debe querer probar nuevas emociones conmigo. ¡Qué
aventura!
Perdón,
¿cómo me decía?... ¿Ve? Todo el tiempo es así, me escribe y me
escribe. Es lo único que disfruto de la tecnología, la posibilidad
de estar conectada todo tiempo con la persona amada, aunque no puedas
estar con él físicamente. Todas las mañanas estamos comunicados,
porque usamos eso… ¡Sí, el WhatsApp! y ¡cómo nos divertimos!
Incluso cuando no podemos hablar, porque es fin de semana, puedo ver
si está o no “en línea”. Es emocionante. Los fines de semana él
se dedica mucho a su familia y yo no quiero interferir en eso. Tiempo
al tiempo. Por ahora, disfruto las mañanas virtuales con él y
nuestros encuentros ocasionales, algunos programados y otros no. A él
le encanta sorprenderme y caer en mi departamento sin avisarme, y yo
me muero de amor cuando lo veo. Ratito libre que tiene, él aprovecha
para verme.
¡Ay,
si lo conoceré…! Me acuerdo cuando logró zafar de su casa ese
lunes, para venir a cenar conmigo. Fue una sorpresa porque yo no lo
esperaba. No sé qué mentirita le dijo a la mujer y cayó. Yo estaba
casi en pijamas y él, ¡divino! Ni siquiera le importó que esté de
entre casa y bueno, se conformó con comer mi cena, porque yo no
había preparado para dos. Él es fanático de mis milanesas a la
suiza. Pobre, qué hambre que tenía, se ve que su esposa no es muy
amante de la cocina, todo delivery. ¡¡Y él aguanta todo!! Yo sé
que si tarda tanto en tomar la decisión de separarse es por ese
corazón de oro que tiene. Piensa más en el otro que en sí mismo…
¿Cómo
dice? ¿Si saqué el pasaje con anticipación? No, es día martes,
quién va a viajar un martes.
Qué
raro, no contesta mis mensajes, a ver si se pensó que era una joda
esto de que iba a ir para allá, es tan ocurrente. Sí, claro... Debe
estar en una reunión. Éste es un viaje de trabajo, que estemos
conectados todo el tiempo no implica que él no esté trabajando. Ya
sé, ¡me vuelvo muy demandante! Eso también lo estoy trabajando en
terapia. Voy a aprovechar para maquillarme. Tengo que verme linda, en
estos días voy a ser la protagonista de esta historia. Eso me
entusiasma más.
Sigue
sin responder. Es que él está tan ocupado. Debe estar haciendo las
reservas a la orilla de esa laguna. O tal vez no llega la señal de
teléfono. Bueno, qué más da, ya me va a contestar o llamar. Esto
es muy emocionante para los dos. ¿Que cuánto hace que estamos?
Bueno… Si cuento bien, desde la primera vez… unos… cuatro años,
tal vez un poco más.
Pero
mire que desde el espejo le veo la cara. No es fácil tomar una
decisión cuando los niños son pequeños, porque a su mujer ya no la
tolera y son muy independientes, pero los chicos no. Mis padres se
divorciaron de niña y sé que es difícil.
¡¡Ahí
está!! Me acaba de llegar un mensaje. Yo soy muy insegura pero él
no. A ver, ¡¡ay!! De los nervios no puedo desbloquear el celular…
Ya está, a ver qué me dice: “negrita hermosa, me vas a matar pero
tuve que volver de urgencia. A mi mujer le dio diarrea y tengo que
asistirla. Bichito, perdóname pero no puedo decirle que no frente a
una emergencia así. Tuve que dejar todo lo que estaba haciendo
porque ella estaba angustiada, porque no es de tener diarrea. Por el
contrario,
es
de vientre seco... Igual no va a faltar oportunidad de organizar otro
viaje con vos porque a partir de ahora voy a viajar por trabajo más
seguido. Besos y hablamos el lunes”. Y ahora está desconectado.
¿Perdón?
¿Cómo dice?… Sí, me quedé un poco sorprendida. El lunes…
¿Qué voy a hacer hasta el lunes? Bueno, aunque pensándolo bien, si
usted dice que está pronosticado tormenta… Tal vez sea mejor. Toda
ropa de verano me llevaba, ¡un papelón! Además ya lo dijo él,
vamos a tener otras oportunidades de viajar.
Le
dije que él era muy generoso, piensa más en el otro que en sí
mismo. Seguro ésa no tiene nada pero lo psicotapea, psico… Bueno,
lo vuelve loco, todo el tiempo, qué bruja.
¡¡Eh!!
Entre tanta vuelta el taxímetro ya marca $100 pesos. No, por favor
dé la vuelta por autopista, lléveme para mi casa.
Y…
Pensándolo bien, la culpa de todo la tiene mi psicólogo y esos
consejos que me da. Qué difícil es encontrar profesionales como la
gente, ¿no le parece? Ya es el tercer psicólogo que tengo que
cambiar. Está lleno de chantas.
Mariana Avendaño
Texto producido en los talleres de Siempre de Viaje a partir de la lectura de cuentos de Edgar Allan Poe
No hay comentarios:
Publicar un comentario