deseo una soledad gozosa, dijiste
tuvo lugar de forma inmediata
una provocación al enunciado
suspendida entre signos de interrogación
cuando la habitación se volvió claustro
desertaste del contacto humano
anunciando a viva voz cada vez que pasabas
leprosa bíblica trasnochada
te habituaste a salir solo al ver de reojo
apagarse las luces por debajo de la puerta
deambulabas por la casa con el silencio
indicador de que no circulaba nada vivo
nada vivo que pudiera contagiarse
fue así que metida en la guarida
empezaste a relatar sucesos
como esa vez que despertaste de madrugada
sofocada por el ardor, agitada
en tu noche
horas de imágenes deslizándose
cambiantes y extrañas
espuma en la boca
al abrir los ojos
una araña caminaba por la almohada
quisiste matarla
se escabulló fugaz
no tuviste miedo
o preocupación alguna
seguiste durmiendo
cuando les dijiste a los lobos
uno de ellos contestó
la araña tejió en tu sueño
los colores saturados
los sonidos de las voces
los tamaños las distancias
la rugosidad de las pieles
la salpicadura de la lluvia
observaste fijo la telaraña
te deslumbraste
de a poco empezaste a girar la mirada
de adentro tuyo los ojos se orientaron hacia el instante
sobrevino la calma
la araña y vos solas
la puerta sellada
por si la peste
por si las moscas
lobo
mirá la tranquilidad con que envuelvo mi cuerpo
ahora
la noche precipita
formas oraculares que mastico
María José Medei, 2021
#ventanaalaescritura
#AnkaZhuravleva
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